Un día estaba ella, una niña quizá no tan niña pero su interior era cuna de pensamientos infantiles, sentada junto a una mujer, jamás se habían visto a pesar de que se cruzaban constantemente. Pero ese día fue diferente, la niña con su mirada perdida llego a un maravilloso haz de luz que iluminaba a la mujer con la que siempre se cruzaba pero jamás miraba. Y ese momento fue extrañamente mágico, es que sin duda alguna esos ojos la cautivaron. Pero la niña algo desequilibrada espiritualmente, era muy obsesiva y se aferraba con pasión a las ideas que volaban por su cabeza, y se le cruzo la dulce idea de crear un lazo de acero, un lazo inseparable y lleno de sentimientos firmes y duraderos. Llegar a la misión le era cruelmente imposible, simplemente la niña le era invisible a la mujer que veneraba con locura. Pero un día, un bendito día lo logro, sí, y por un instante la mujer le concedió un poco de atención, y mientras la niña mas conocía a la mujer, por quito a poquito, mas culto le rendía y quedo hipnotizada ante tan ser lleno de un puro misticismo. Pero su diosa mística era fría y cruel, era un piedra preciosa tan brillante y valiosa, pero tan dura e impenetrable. Un diamante de tan magnitud adora ser alabado y amado, pero jamás le entregara algo mas que el dejarse admirar con fervor. Cuando la niña se dio cuenta de aquello cayo en un vació que pareció infinito, haciéndola delirar y obligando ala niña a liberar todo su cariño y devoción hacia la mujer, pero como era de esperar, la mujer reacciono fría. Esa frialdad malévola le congelo los huesos, y fue una especie de lluvia interna que empapo el corazón de la niña, esa era una lluvia de dolor, y sin decir mas la mujer se marcho.
La niña no hacia mas que extrañarla, sentía que todo era una maldita jugada del destino que lo único que buscaba era matarla en vida, y como si nada sin darse cuenta, la mujer estaba nuevamente a su lado con una mirada aun cautivante pero llena de un calor especial, era una mirada de confianza y cariño. La mujer la hizo pisar tierra, la hizo bajar de aquel cielo de sueños en que vivía, pero la dejo caer bruscamente, para poder volver y darle la mano. Así como la boto fue a recogerla y con eso explicarle que todo lo que pasa, pasa por algo, y si algo no pasa también es por algo. La niña en ese momento lloro de alegría y al fin comprendió todo, el lazo que ella buscaba requería mil lagrimas como mil sonrisas, mil caídas como mil levantadas, solo ella podía enseñarle eso, es la única de su vida. Y la niña la sigue alabando y amando día a día, y cada día mas porque solo ella compone la realidad de su alma, es la sinceridad de su vida, y son todo lo que deben ser, son la felicidad de la niña……es única.
Atte Catalina Inés.
La niña no hacia mas que extrañarla, sentía que todo era una maldita jugada del destino que lo único que buscaba era matarla en vida, y como si nada sin darse cuenta, la mujer estaba nuevamente a su lado con una mirada aun cautivante pero llena de un calor especial, era una mirada de confianza y cariño. La mujer la hizo pisar tierra, la hizo bajar de aquel cielo de sueños en que vivía, pero la dejo caer bruscamente, para poder volver y darle la mano. Así como la boto fue a recogerla y con eso explicarle que todo lo que pasa, pasa por algo, y si algo no pasa también es por algo. La niña en ese momento lloro de alegría y al fin comprendió todo, el lazo que ella buscaba requería mil lagrimas como mil sonrisas, mil caídas como mil levantadas, solo ella podía enseñarle eso, es la única de su vida. Y la niña la sigue alabando y amando día a día, y cada día mas porque solo ella compone la realidad de su alma, es la sinceridad de su vida, y son todo lo que deben ser, son la felicidad de la niña……es única.
Atte Catalina Inés.